(Detalle de la Votación)
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No somos estúpidos. Podremos ser del interior de la Argentina, pero no tenemos un pelo de tontos. Antes de apretar el intrigante botón rojo del control, salimos de la casa y nos refugiamos debajo del parrillero que está en el patio trasero.
Oprimí esperando una explosión, algo fuerte. Pero nada. En una de esas no tenía pilas. Lo golpeé lo mas fuerte que pude. El famoso "golpe técnico". Presioné varias veces más el botón. Nada.
“Tal vez accionó algo que no hizo ruido”, comentó mi viejo. Así que nos dividimos para recorrer la casa, en busca de algo “diferente”. A todo esto debo agregar que en las últimas horas, mi viejo ha ido empeorando en su condición mental. Ahora se la pasa todo el día con el traje de la SS Nazi de Volonté, cantando “Perón, Perón, que grande sos!!”. Ya asaltó el barcito de licores y ha bebido casi todas las botellas. Ha comenzado con sus problemas de alcohol una vez más.
Continuando: Quedamos así. Mi viejo revisaba planta baja y sótano. Yo, primer piso, altillo y azotea. La primer hora de minuciosa búsqueda no arrojó resultados. Hasta que ingrese al altillo. Ahí sentí el grito enloquecido de papá: “ah!!! Veníiiiiiiiiiii!!!”.
Los gritos provenían del sótano. Ingresé temeroso. Busque en un golpe de vista, pero no lo pude divisar. Otro grito más descubrió su ubicación. El botón había accionado la puerta blindada que daba al sub-cuartucho del sótano!! Al ingresar pude distinguir a mi viejo, contra la pared. Pálido estaba.
El sub-cuartucho es un laboratorio. Es un lugar frío, de un blanco “hospital”. No hay luz natural, igualmente bien iluminado por varios tubos-luz. Costosísimos instrumentos químicos de todo tipo y una computadora. Muchos papeles y carpetas en un escritorio. Estantes llenos de conservas, un sistema de purificación de aire como para resistir un tiempo sin subir a la casa. Entre varias cosas, sobre la mesa, una antigua mascara de gas.
En el centro, una mole rectangular. Pude ver unos barrotes en la parte inferior, ya que la tela que lo cubría en casi su totalidad, no llegaba al piso.
Pálido y temblando, mi viejo señalo la jaula diciendo: “no mires hijo...”
“Este viejo puto hacía experimentos con animales”-pensé. “Así que seguramente hay un perro hecho mierda, con el cerebro para afuera, o un tigre”. “Mi viejo es más blando de lo que creía” –añadí a mi deducción anterior. El olor que provenía de la jaula era de mono o algo parecido. Es el olor inconfundible de un zoológico.
Horror sentí al ver lo que contenía. Dos niños de unos seis años, corpulentos yendo de aquí para allá torpemente, con inmensas cabezas lampiñas, bocas carnosas con dentadura como la de un tiburón y uñas en forma de garras en sus retorcidas manos.
La sorpresa me impactó tanto, que retrocedí caminando de espaldas y con la vista perdida hasta chocar con la pared. Algo puntiagudo golpeo mi cabeza, produciéndome un punzante dolor agudo. Al darme vuelta todo se hizo obvio. Desde una vieja fotografía en marco dorado, un joven Volonté me miraba firmemente a los ojos, mientras se saludaba efusivamente con Adolf Hitler y Josef Mengele.
Que debo hacer:
(en este encuesta se puede votar mas de una opción)
1 Revisar escritorio y papeles.
2 Buscar caja fuerte.
3 Forzar garaje.
4 Prender computadora.
5 Quemar la casa y huir.
Respecto a los mutantes:
(una sola opcion)
1 Soltarlos para que provoquen pánico en Gualeguaychú
2 Alimentarlos con las conservas
3 Alimentarlos con el cuerpo de Volontè
Ayuden votando (las encuestas se encuentran a la derecha, arriba en este blog).
Pd. Por ahora ni noticias del policía que ingreso a la casa hace unos días…