25 dias DB (despues de Botnia)

Ganó ir a Boliche Abandonado y Quemar Casa.

















Todavía siento el olor a carne quemada…

Utilizando Nafta y Kerosén que encontramos en el sótano, empapamos la entrada, la escalera de madera, intentando que pasara un poco por debajo de la puerta de ingreso hacia la casa, donde estaban los mutantes.

Como dejé que mi padre encendiera el fuego? Debí darme cuenta que no estaba en condiciones y que al no tener posibilidades de llegar hasta el barcito de licores de Volonté, había tomado grandes cantidades de Kerosén.

Con espanto vi como se convertía en una bola de fuego. Con una manta lo cubrí apagando su ropa lo más rápido que pude. Las llamas se expandían por el sótano a una velocidad infernal. Presione el botón del control para abrir el laboratorio e ingresé arrastrándolo.

_Papá, no te preocupes… te vas a poner bien.
_Hijo. Es mi culpa.

Lo miré a los ojos sin entender a que se refería.

_Es mi culpa que tu mamá muriera.
_No digas eso papá. La culpa es del alcohol y esa maldita columna que se puso en tu camino.
_Hijo. Escuchame. Antes de morir tengo dos cosas que decirte.
_No vas a morir papito…!!
_Escuchame atentamente: Primero. Nunca confíes en un uruguayo ni en un judío.
_Si papá… y la segunda?
_Te adoro y debes saber que sos adoptado….
_Adoptado??!?!

Fueron sus últimas palabras. Mi padre había fallecido.

Aun aturdido por esas últimas palabras, abrace su cuerpo inerme-humeante y verificando que tenía todo lo necesario (granadas, notebook, dólares, máscara de gas, mapa, un par de linternas y una lata de conservas), abrí la escotilla. Volví la cabeza para mirar el cuerpo de mi viejo por unos segundos a través de profusas lágrimas e ingrese al túnel.

Muchas veces deseé que mi viejo muriera. Pero no era un deseo real. Era por rabia pasajera por algún castigo. Ahora realmente estaba muerto. Cerré los ojos y me esforcé en repasar su imagen. Lo recordé más joven cuando me llevaba a jugar al fútbol con Carlitos y los demás pibes del barrio.

Anhelo vencer el olvido que desmenuza las remembranzas de la gente que se nos fue, volviéndolos mitológicos. Uno a veces se pregunta si realmente existieron o son producto de un hermoso sueño.

Entre sollozos, cucarachas e inmundicias, seguí el camino que indicaba el mapa hacia “Garaje”. Rememorando andadas de muchachos, intente mitigar el dolor.

El viejo boliche Garaje. Cuantas historias!! El noventa por ciento de ellas son incontables. Cuantas minas nos levantamos con el Negro y el Batracio ahí? Muchas borracheras sanas. Miles de horas de baile y levante.

En una época salíamos de botas tejanas. A mí se me ocurrió recortar la parte de encendido de una caja de fósforos y pegarla en el taco, del lado de adentro (donde no toca el suelo). Cuando una fémina nos pedía fuego, al mejor estilo vaquero, sacábamos un fósforo y ante la sorpresa de ella y los presentes, lo encendíamos con el taco.

Cuantos se acercaron a preguntar como hacíamos? Cuanto nos reímos viéndolos intentar hacer lo mismo? Nunca revelamos el truco. Es lo lindo de inventar algo novedoso. Puede ser solo tuyo para siempre.

Desde hace un tiempo, esos gratos recuerdos eran fantasmas de un triste boliche abandonado.

Para llegar a la estructura del edificio, ingresé por un ducto de ventilación. Me fue sencillo encontrarlo. Estaba marcado. Para que quería ese mapa y el túnel Volonté? Apenas podía caminar.

Maldición!! Al boliche no se podía ingresar. El final del ducto estaba sellado por una rejilla. Por suerte podía mirar a través de ella. No era lo que esperaba ver. El interior estaba remodelado y era una mansión de lujo. Productos robados? No podía ser. Estaba ordenado como para vivir. Era el lujoso hogar oculto de alguien.

Contuve el aliento al percibir el ingreso de un grupo de hombres muy bien vestidos. Dos se acomodaron en el Living de la casa y otros seis fortachones se posicionaron vigilando. Eran mafiosos? Porque tanta guardia?

A uno lo reconocí de inmediato. Era el electo Intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo. El otro me pareció un canoso muy familiar. Lo conocía, pero no sabía de dónde.

Luego de una charla muy amena, el canoso entrego un maletín al intendente. Estaba repleto de billetes!!! Cuanto era? Veinte millones de dólares??

La gran puta!! Yo había votado a Bahillo y ahora veía que era un corrupto, como todos.

Al intendente actual (Irigoyen), lo procesaron por una joda en la tesorería de la intendencia. Un faltante groso de miles de pesos. No es que el tipo los robó, fue el tesorero, pero lo procesaron igual.

Casi me trago la lengua al escuchar la cortesía final del electo Intendente:
_Es un placer hacer negocios con Ud., “Patrón”.

“Patrón”?? En Gchu. existía una sola persona conocida como “El Patrón”. Hace muchos años lo vi por última vez. Paseaba por el centro de la ciudad. Era fanático de Gchu. Tanto era el poder que tenía, que nadie lo contradecía. Todos le llamaban “El Patrón”.

Era dueño de muchas empresas, entre las que poseía una de correo certificado que utilizaba para traficar droga. Era un capo mafioso. Una vez fue fotografiado por un tal “Cabezas” que luego apareció ejecutado y quemado.

Cuando todas las pruebas lo señalaban como el responsable intelectual del asesinato, se pego un tiro con una escopeta. El rostro quedo irreconocible y muchos dicen que un vagabundo muy parecido a él, desapareció en esos días de Gchu.

Era verdad lo que estaba viendo? Era ese Yabrán con 10 años más y unas cuantas cirugías?

El viejo Volonté tenía esos túneles para atesorar evidencias y contraatacar a los que lo extorsionaban? Tal vez el pasito torpe de Volonté era como la renguera del perro o el llanto de mujer. Puras mentiras.

Por la rendija me es imposible salir y aunque pudiera no me arriesgaría a ser descubierto por los matones de Yabrán. Vuelvo al túnel a esconderme. El cementerio lo descarto. Queda muy lejos como para caminar en cuclillas. Necesito encontrar un lugar seguro para salir sin ser visto. Debo regresar a lo de mi abuela para indagarla sobre mi verdadera identidad. Debo saber quien soy realmente.


A donde voy?? (se puede seleccionar más de una opción).


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Dios me ayude. Aun siento el olor a carne quemada…